Cuando tus hijos no están teniendo buenos resultados en el colegio, muchas veces no se debe a su falta de esfuerzo o de interés. Existen trastornos de base como la dislexia o el TDAH que interfieren en su proceso de aprendizaje. Saber detectarlos a tiempo y actuar es fundamental para su desarrollo.
La psicopedagoga Cristina Hormigos que dirige un centro personalizado de intervención y reeducación psicopedagógica en Albacete, afirma que en estos casos, la colaboración entre el centro terapéutico, los padres y el colegio es clave. Los tres forman un equipo cuyo objetivo es que el niño supere sus problemas.
Los trastornos de índole neuronal como el TDAH (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad) o la dislexia, incapacidad parcial o total para comprender lo que se lee tienen un efecto psicológico en el niño que los sufre.
Bajan su autoestima y, en ocasiones, les hace alejarse de los estudios para no ponerse en evidencia y no ser objeto de críticas o burlas por parte de otros niños o de adultos. El niño piensa que es tonto. Que él no sirve para estudiar. Busca un refugio en el que sentirse protegido, puede ser el juego o, sencillamente, estar solo. El sistema de pensamientos que ha fraguado en su cabeza no se corresponde con la realidad. Digamos que no es verdad.
Ni él es tonto, ni es menos que los demás. Solo tiene un problema, que en la mayoría de los casos, se puede resolver. En algunos de estos casos, el aprendizaje se debe efectuar por otras vías que no son las habituales. Para que el niño los supere, es importante que cuente con un entorno empático. Que le comprenda y le apoye. Y no que le juzgue por sus resultados.
Los trastornos más habituales que interfieren en el aprendizaje de un niño.
Debemos partir de que estos trastornos, la mayoría de ellos, son de carácter neuronal. Es decir, tienen que ver con cómo funciona el cerebro o las interconexiones de este con otras partes del cuerpo. Algunos de ellos son genéticos, están presentes en el nacimiento del niño. Otros han aparecido a medida que su cuerpo se ha ido desarrollando.
Ante todo, los padres no debemos ser alarmistas. El desarrollo que han adquirido la psiquiatría infantil, la psicología y las diferentes técnicas de terapia hacen que se puedan abordar con bastante éxito.
Estos son algunos de los trastornos más corrientes que afectan al aprendizaje de un niño:
- Dislexia: La dislexia es un trastorno que afecta, principalmente, a la capacidad de leer. Los niños con dislexia pueden tener dificultades para reconocer las palabras, entender la relación que hay entre los sonidos y las letras, y procesar mentalmente lo que han leído.
- Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH): El TDAH es un trastorno neuro-psiquiátrico que dificulta que un niño preste atención en una actividad. Los niños con TDAH pueden tener dificultades para concentrarse, seguir instrucciones y controlar su comportamiento. Suelen ser niños que se despistan con facilidad o que son incapaces de hacer una cosa, puesto que tienen varias en la cabeza, y al final no hacen ninguna de ellas.
- Trastorno del Espectro Autista (TEA): Dentro de esta categoría se incluyen una gran cantidad de enfermedades neuronales como el Síndrome de Asperger o el Trastorno Desintegrativo Infantil. Suelen afectar, entre otras cosas, a las relaciones sociales que mantiene el niño con los demás.
- Discalculia: La discalculia se refiere a dificultades específicas en la adquisición de habilidades matemáticas. Los niños con discalculia pueden tener problemas para entender conceptos numéricos, realizar cálculos y comprender la relación entre los números.
- Trastorno del Lenguaje Expresivo o Receptivo: Los trastornos del lenguaje afectan la capacidad de expresarse y comprender el lenguaje. Pueden manifestarse como dificultades en la articulación de las palabras, vocabulario limitado, o problemas para seguir instrucciones y participar en conversaciones. Es diferente a la dislexia y a la disgrafia. Leer, escribir y hablar son tres procesos mentales diferentes, que tienen un funcionamiento distinto en nuestro cerebro.
- Dispraxia: La dispraxia afecta a la coordinación y el control del cuerpo. Los niños con dispraxia pueden tener dificultades para realizar actividades como escribir, abrocharse los botones o participar en deportes.
- Trastorno del Procesamiento Auditivo (T.P.A.): Este trastorno está relacionado con la interpretación del sonido por parte del cerebro. Los niños que lo padecen suelen tener problemas para entender las frases que han escuchado, lo que afecta a su capacidad para seguir instrucciones.
Señales que nos avisan de la existencia de un problema en el aprendizaje.
La psicóloga infantil Victoria Jareno avisa dentro de la revista digital Cuídate + de la existencia de una serie de signos o señales que pueden avisarnos sobre la existencia de algún problema que interfiere en el aprendizaje de nuestros hijos. Estos son algunos de ellos:
- Bajo nivel de vocabulario. Esto se aprecia cuando se mantiene una conversación con un niño y este emplea siempre las mismas palabras. Si vemos que un niño de 7 años, se expresa igual que cuando tenía 5, puede haber algún problema detrás.
- Lectura mecánica. Se aprecia cuando el niño lee los textos en voz alta como si fuera un robot. Sin poner entonación y, sobre todo, sin entender lo que se está leyendo.
- Dificultades para realizar operaciones aritméticas sencillas. Tiene que ver con lo que antes hablábamos de la discalculia. No es que el niño no sepa contar, sino que su cerebro presenta dificultades para abstraer los conceptos.
- Rendimiento escolar desigual. Cuando un niño trae buenas notas en algunas asignaturas y en otras tiene un resultado nefasto, puede ser que exista algún trastorno detrás. Lógicamente, a todos nos gustan más unas materias que otras y se nos dan mejor algunas cosas, pero suele haber una cierta sintonía en las calificaciones.
- Falta de autonomía para hacer las tareas del colegio. Sucede cuando un niño no hace los deberes si no tiene un adulto a su lado que le ayude. No podemos entenderlo exclusivamente con que el niño solo quiere jugar. Si tiene algún problema de comprensión, probablemente, no tenga confianza en sí mismo para realizar los ejercicios que le han encargado en la escuela.
Para que estas señales las podamos detectar los padres, debemos tener una relación fluida y natural con nuestros hijos. Mantener conversaciones con ellos, preocupándonos por aquello que les interesa y siguiendo de cerca sus estudios.
¿Cómo actuar si detectamos un problema?
Si sospechamos que existe un problema de fondo que dificulta el aprendizaje de nuestros hijos, lo primero que debemos hacer es hablarlo en el colegio.
Concertar una entrevista con la tutora o tutor del niño, nos puede aclarar bastantes dudas sobre su comportamiento en la escuela y su rendimiento escolar. Si el tutor aprecia que el niño necesita algún refuerzo psicopedagógico extraescolar, él será el primero en recomendarlo. Los maestros, hoy en día, están más sensibilizados con este tema de lo que estaban cuando nosotros éramos pequeños.
Aunque es probable que el maestro haya presenciado casos parecidos al de nuestro hijo, no es un profesional de la psicología infantil. Por tanto, no nos puede presentar un diagnóstico preciso.
La entrevista con el maestro es orientativa, no es determinante. Ante la duda sobre la existencia de algún posible trastorno, lo mejor es buscar ayuda profesional. Llevar al niño a un centro de diagnóstico y terapia.
Allí, un equipo de psicólogos y/o psiquiatras efectuarán las pruebas oportunas para determinar el problema concreto del niño. Una vez diagnosticado, tendrán una entrevista con los padres y preparan un plan de acción.
El tratamiento suele incluir una terapia, en la cual el niño acude al centro psicopedagógico una vez por semana y realiza actividades guiadas, con las cuales adquirir habilidades que le sirven para superar el trastorno. Estas sesiones pueden ser individuales o colectivas. Todo depende de la problemática concreta que abordan y del sistema de funcionamiento del centro.
La terapia es un elemento clave, pero no el único. El trabajo que se realiza en el centro debe complementarse con actividades específicas en casa. Esta situación suele requerir la introducción de ciertos cambios en la forma de relacionarse con el niño. Ante todo, nuestro hijo necesita un ambiente propicio para superar sus dificultades.
Los centros terapéuticos conciertan entrevistas con los padres, en las cuales informan sobre el avance de sus hijos en el tratamiento y proporcionan pautas a seguir en casa. Cumplen una función orientativa y de asesoramiento. Es importante que los padres sigan las instrucciones que psicólogos y terapeutas les proporcionen. De esta forma, el niño superará más fácilmente la situación.
Estos centros especializados, además, suelen ponerse en contacto con el colegio. De manera que se consigue que terapeutas, colegio y padres intervengan en la misma dirección.
En los últimos años, se está hablando mucho de terapias innovadoras para superar trastornos neuronales. Sobre todo en lo que se refiere al TDAH. Terapias de refuerzo con animales, musicoterapia, estimulación auditiva, etc. El Instituto Superior de Estudios Psicológicos (I.S.P.E.) opina que estos procedimientos deben ponerse en conocimiento del psicólogo o psiquiatra que atiende al niño. Él es quien dirige el tratamiento de recuperación.