Varios estudios científicos han descubierto que los que más consumen sustancias ilegales son personas con un coeficiente intelectual muy elevado.
Incluso, los investigadores y genios han recurrido a estas sustancias y han alabado los efectos de las mismas. Paul McCartney afirmó que el LSD le abrió los ojos y que “si los políticos usaran LSD, no habría más guerras, pobreza o hambre”.
Sigmund Freud y Thomas Edison también eran consumidores de cocaína. Incluso, Steve Jobs y Bill Gates admitieron haber tomado LSD.
James White, director del estudio, del Center for the Development and Evaluation of Complex Interventions for Public Health en la universidad de Cardiff, explica que 7.900 británicos nacidos en abril de 1970 fueron entrevistados para la investigación.
Se midió el coeficiente intelectual de los participantes cuando tenían cinco y diez años, y después a los dieciséis y a los treinta.
En esa investigación se descubrió que aquellos que presentaban un coeficiente intelectual más elevados de niños tenían más tendencia a consumir drogas cuando llegaban a la juventud.
“La gente con un coeficiente intelectual alto tiene más posibilidades de presentar marcas altas en los test de personalidad que miden la apertura a nuevas experiencias”, explica White.
“Son más tendentes a experimentar y buscar novedades”, añade. Los autores del estudio descubrieron que las personas que consumen o han consumido drogas llevan una vida sana.
“Lo típico es encontrar que la gente con elevados coeficientes intelectuales no es propensa a fumar [tabaco], y tiende a tener una vida activa y una buena dieta”, afirma White.
Estos jóvenes de clase media alta
consideran que “fumar cannabis raramente tiene un gran impacto”. Ellos prueban las drogas de manera puntual y controlada, sin mezclarlas con otras sustancias como el alcohol y en lugares seguros.
Otra razón es que el aburrimiento y el aislamiento social que a menudo experimentan los niños demasiado inteligentes, también puede influir.
No todas las sustancias son iguales, ya que están las drogas duras y las blandas. Las drogas blandas o suaves, son aquellas sustancias con menos probabilidades de adicción como el café, el alcohol, el tabaco y los derivados del cannabis.
Sin embargo, las drogas duras son aquellas que tienen un alto nivel de toxicidad como las anfetaminas, la cocaína, el LSD, los hongos alucinógenos, la heroína y los opiáceos.
Los médicos explican que el consumo de estas sustancias no es beneficioso y una de las drogas más letales que existen es la metanfetamina.
El psiquiatra José A. Hernández Hernández explica que es un estimulante sumamente adictivo y que ataca al sistema nervioso central.
Es un polvo blanco de aspecto cristalino, inodoro y de sabor amargo, que provoca movimientos repetitivos, temblores, paranoia, ansiedad y agresividad. También aumenta la frecuencia cardíaca y la presión arterial.
La heroína es un producto semisintético derivado de la morfina. El solo hecho de consumirla una vez automáticamente se convierte en adicción.
Según los datos que recoge el Informe Europeo sobre Drogas 2023, en Europa hay 2,3 millones de consumidores de entre 15 y 34 años. Nuestro país está en el quinto puesto en cuanto a consumo y el tercero en cantidades incautadas.
Estados Unidos busca un fármaco específico para la adicción a la cocaína, ya que 5 millones de ciudadanos admiten consumir cocaína, y 25.000 murieron en 2021 por sobredosis relacionada con esta sustancia.
Las sustancias más consumidas son: el alcohol, el tabaco, el cannabis y la cocaína. El uso frecuente de drogas perjudica el cerebro, la persona adicta no consume porque quiere, sino porque no puede dejar de hacerlo, aunque sabe que este consumo es dañino para su organismo.
Para dejar esta adicción es aconsejable acudir a centros especiales con profesionales de la medicina y la psicología.
Con un tratamiento adecuado el paciente puede recuperarse y volver a llevar una vida normal, pero esta enfermedad debe ser tratada de por vida. El primer paso para iniciar el tratamiento es pedir ayuda y reconocer su problema con la cocaína.
«Cuando los adictos dejan de usar cocaína, durante varios meses se mantienen los efectos en la respuesta emocional, apareciendo a menudo alteraciones en el estado de ánimo o sintomatología ansioso-depresiva», informan desde Proyecto Hombre.
Los especialistas en salud mental explican que es muy importante escuchar las preocupaciones del adicto para que se desahogue.
La mayoría de las personas adictas han recurrido a esta droga por los siguientes factores: Para divertirse, factores genéticos, entorno familiar inestable, aislamiento social, la presión social, sufre depresión, curiosidad, vivencias traumáticas o baja autoestima.
¡El adicto debe reconocer que tiene un problema y pedir ayuda a un experto en salud mental!