Los expertos en salud están repitiéndolo constantemente: la alimentación tiene un impacto directo en nuestra salud en general, y nuestros dientes y encías no son una excepción.
Y es que, aunque solemos centrarnos en el cuidado externo de nuestra boca (como cepillarnos los dientes o usar el hilo dental) es importante que entendamos que lo que comemos y bebemos también juega un papel fundamental en nuestra salud bucal.
¿Quieres saber más? Te contamos a continuación.
Azúcares y ácidos, los principales enemigos de tus dientes.
Lo primero, es entender que nuestros dientes están en contacto constante con los alimentos y bebidas que consumimos, y por tanto, los azúcares y carbohidratos presentes en muchos productos pueden convertirse en enemigos de nuestros dientes. Las bacterias en la boca se alimentan de estos azúcares, produciendo ácidos que atacan el esmalte dental, la capa protectora de nuestros dientes. Con el tiempo, esta erosión puede llevar a la formación de caries, uno de los problemas dentales más comunes.
Pero no solo los dulces son los culpables; los alimentos ácidos, como las bebidas con gas, los cítricos y ciertos tipos de alimentos procesados, también pueden desgastar el esmalte dental. Este desgaste deja los dientes más vulnerables a las caries y la sensibilidad. Además, la falta de ciertos nutrientes esenciales, como el calcio y la vitamina D, puede debilitar los dientes y las encías, haciéndolos más propensos a las infecciones y las enfermedades.
Otro factor importante es la frecuencia con la que consumimos alimentos y bebidas azucaradas o ácidas. Tomar pequeños sorbos de una bebida azucarada a lo largo del día o picar constantemente snacks azucarados mantiene los niveles de ácido en la boca elevados por períodos prolongados, dando menos tiempo a la saliva para neutralizar estos ácidos y reparar el esmalte.
Enfermedades de las encías y la dieta.
Además de las caries, la mala alimentación también puede contribuir a la enfermedad de las encías, conocida como gingivitis en su etapa inicial y periodontitis cuando se vuelve más grave, tal y como nos explican los profesionales de la clínica dental CIO Arturo Soria. De esta forma, una dieta rica en azúcares y baja en nutrientes esenciales favorece la proliferación de bacterias dañinas que inflaman y dañan las encías.
No obstante, no todo está perdido. Inculcando algunos cambios en nuestros hábitos alimenticios, podremos proteger y mejorar nuestra salud bucal: primero deberemos reducir la ingesta de azúcar, y esto no solo significa evitar dulces y pasteles, sino también estar atentos a los azúcares ocultos en alimentos procesados, como salsas, panes y yogures; en este contexto, optar por opciones naturales y sin azúcar añadido, puede marcar una gran diferencia.
Por otro lado, incorporar alimentos ricos en nutrientes en nuestra dieta que fortalezcan nuestros dientes y encías también es un factor clave. Anotaremos los productos lácteos, como el queso y el yogur, ya que son excelentes fuentes de calcio y fósforo, esenciales para la salud dental. También las frutas y verduras frescas, especialmente las de textura crujiente como las manzanas y las zanahorias, ya que éstas no solo aportan vitaminas y minerales, sino que también ayudan a limpiar los dientes y estimular la producción de saliva, que actúa como un limpiador natural.
Hábitos saludables para una boca sana.
Para seguir, beber suficiente agua es primordial, ya que el agua nos ayuda a enjuagar los restos de alimentos y las bacterias de la boca, y, además, muchas veces contiene flúor, un mineral que fortalece el esmalte dental y previene las caries. Desde luego, es una opción mucho mejor que las bebidas azucaradas o ácidas, que pueden dañar nuestros dientes.
En cuanto a los hábitos, es recomendable no picar constantemente entre comidas. Si tenemos hambre, optar por snacks saludables como frutas, nueces o yogur natural es una buena elección. Como punto extra, recomendamos esperar al menos 30 minutos después de comer alimentos ácidos antes de cepillarnos los dientes para así evitar el desgaste adicional del esmalte.
Finalmente, realizar visitas constantes al dentista es imprescindible para mantener nuestra salud bucal en buen estado; las limpiezas profesionales y las revisiones periódicas pueden detectar problemas a tiempo y evitarnos mayores complicaciones.
Como ves, hemos podido confirmar que nuestra alimentación tiene un impacto más que necesario en nuestra salud bucal; el azúcar y los ácidos pueden dañar nuestros dientes y encías, y la falta de nutrientes esenciales puede debilitarlos aún más. Sin embargo, haciendo elecciones alimenticias más saludables y adoptando buenos hábitos, podemos proteger nuestra sonrisa y disfrutar de una mejor salud bucal.
¡así que ya sabes, proponte cuidar lo que comes para lucir siempre una sonrisa radiante!