Si descorchas una botella de vino tinto y te sobra un poco, puedes usarlo para hacer sal de vino. Se trata de una elaboración fácil y perfecta para sazonar tus platos.
Para hacer sal de vino tinto solo necesitarás unos 50 mililitros de vino tinto y 250 gramos de sal gruesa. En un recipiente, vierte la sal e incorpora el vino poco a poco, porque la sal podría deshacerse.
Mezcla bien ambos ingredientes para que se integren, coloca esa mezcla en una bandeja de horno. A continuación, mete la bandeja en el horno a 100 grados, entre 5 y 10 minutos, hasta que la sal se ha secado completamente.
Si no tienes horno, puedes dejar secar la sal al aire libre o en un lugar cálido.
Pasado el tiempo, saca la sal de vino del horno y déjala enfriar.
Si está compactada, puedes separarla con una cuchara. Por último, viértela en un salero o un tarro.
Con este aderezo puedes sazonar platos de carnes, pescados, verduras y salsas. No necesitarás usar tanta cantidad de sal porque el vino potencia el propio sabor de la sal.
También puedes usar el vino para alguna salsa o guiso. “Cuando cocinas un guiso con vino tiene un toque especial, el de cocina casera de toda la vida”, dice la chef Cristina Alonso.
Para cocinar debes elegir un vino de calidad. “La clave es que el vino te guste, lo has de probar y decidir si te va, porque va a pasar a ser un ingrediente más del plato”, dice Margalida Ripoll, redactora en la revista Arrels.
“Si has comprado un pollo con D.O y tienes un aceite exquisito, ¿por qué no vas a usar también un vino estupendo?», añade Ripoll.
También debes tener en cuenta la receta al escoger el vino. Por ejemplo, un vermut puede aportar cierta caramelización a los jugos de un guiso y un vino rancio debe ponerse en poca cantidad.
“En general, a los productos delicados, como los pescados o las carnes blancas les va bien el vino blanco y a las carnes de caza, que son más duras, la intensidad del tinto”, explica Cristina Alonso.
Cuando cocinas con vino puedes perfumar el plato o bien dotarlo de personalidad. No es lo mismo echar un simple chorrito o hacer que el vino forme parte de una salsa.
«Para preparar una salsa ligera, cocina la carne con el vino no más de 30 minutos ni menos de 20, el tiempo necesario de que el vino se clarifique y que la salsa no espese demasiado. Si deseas reducir la cocción sin que quede ácida por la total clarificación del vino, agrega un poco de manteca y cocina un poco más», informa el periódico digital Okdiario.
Si quieres flambear un plato no es aconsejable elegir vino. Así, que opta por alcoholes de más graduación como el anís, el coñac o el ron porque inflaman mucho mejor.
Es importante evaporar bien el vino en los guisos, por eso es habitual hacer cocciones largas durante un tiempo para que se reduzca.
“Si no se evapora correctamente la parte alcohólica hasta puede llegar a ningunear el sabor del plato”, apunta Margalida Ripoll.
La duración depende de cómo de grande es la cazuela, lo mejor es hacer caso del olfato, ya que el aroma que se desprende del guiso nos dirá si el vino se ha evaporado o no.
Para disfrutar de un plato de marisco, apuesta por un buen vino blanco, también puedes escoger alguno floral o dulce. Incluso, el vino rosado también combina muy bien con el marisco.
A los pescados blancos les va bien los blancos secos ácidos, pero también los de tonos más dulces.
Los profesionales de Bodegas Delampa, especializados en la producción sostenible de vinos tintos y blancos, explican que el vino blanco es perfecto para acompañar el pescado, pero también para sopas, platos con carne y guisos de ave.
Hay blancos que combinan a la perfección con platos especiados y picantes. Incluso, pueden acompañar a los quesos muy tiernos, curados o tipo brie.
Los blancos se pueden elaborar con uvas blancas, pero también con uvas negras. La principal diferencia entre vino blanco y tinto es la uva que se utiliza.
Otra diferencia es la temperatura, porque la maceración de los tintos es entre 24 o 26 grados. Sin embargo, los blancos se realizan a una temperatura menor, entre los 17 y los 19 grados.
Los expertos explican que los blancos son más bajos en contenido alcohólico con respecto a los tintos, y tienen menos calorías.
¡Con estas recomendaciones atrévete a crear platos deliciosos con vino!