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Beneficios y curiosidades de la uva

En España somos conocidos por nuestros vinos, de reputada fama y aclamados en todo el mundo. No es de extrañar, si tenemos en cuenta que la materia prima es una de las frutas que más se consume en nuestra tierra, sea como postre o como ingrediente culinario, la uva, goza de una inestimable presencia en nuestras mesas. Esta fruta popular y de gran belleza, huelga decir, por su presencia en racimos, ha sido deleite del paladar de los más exigentes desde tiempos de Roma y la Antigua Grecia. Podemos observar a lo largo de la historia numerosos grabados en los que la uva, se encuentra presente.

De la uva, el vino, bebida milenaria que no ha faltado en la historia de la humanidad desde su invención, lo que denota la importancia de la uva en nuestra cultura alimentaria. Precisamente de eso queremos hablar en este post, de la uva y sus propiedades, de la uva y sus aportes beneficiosos para el organismo. Son tantas las variedades existentes que, de no ser por nuestros amigos de PlantVid, expertos en vides, no sabríamos que son más de tres mil sus variedades.

En forma de vino o de racimo, la uva forma parte de la dieta mediterránea por excelencia. Se trata de una excelente fuente de vitaminas y sustancias terapéuticas que tanto en fresco como fermentada, es considerada una de las frutas mas apreciadas debido a sus excelentes y beneficiosas propiedades.

Procedente de la vid, ya existía en la parte de Asia Menor, de donde es originaria. Este fruto en forma de baya globosa, de tamaño pequeño, color variable y pulpa carnosa, puede presentarse en tonos que van del blanquecino al negro y agrupada en maravillosos racimos.

Desde tiempos ancestrales, ha sido apreciada y conocida como una de las frutas mas apetecibles en zumo, mosto y vino, secas o frescas, ya eran recomendadas por el considerado padre de la medicina: Hipócrates ya la calificó como el alimento más completo y aconsejable en cualquier etapa de la vida.

Energética, nutritiva, saludable y… apetecible

Pocos pueden resistirse a una uva. Su textura, su sabor, sus atractivos colores. El dulzor natural que posee. La uva esta compuesta fundamentalmente por agua, en un ochenta por cien, un diecisiete por ciento de hidratos de carbono de fácil asimilación como la fructosa, la sacarosa, la dextrosa y la levulosa, constituyendo una excelente fuente de energía. Con un aporte energético variable en función de la variedad, puede ir desde la setenta y cinco de la uva blanca hasta las ciento diez calorías de la negra. Es debido a ese alto contenido en azúcares que no se aconsejan en el caso de las personas diabéticas.

Aunque no destaca por su aporte de fibra, contiene un pequeño porcentaje en forma de celulosa, con lo que ayuda a combatir el estreñimiento. Carece, no obstante, de otros nutrientes complejos como las proteínas y las grasas.

Para compensar esa carencia, constituye una excelente fuente de vitaminas, contiene todas las del grupo B, especialmente vitamina B6, con un aporte importante y esencial para el sistema nervioso.

Aporta nutrientes como betacarotenos, precursor de la vitamina A, necesario para mantener una óptima visión y proteger las mucosas, además de ser un excelente antioxidante.

Su contenido en vitamina C no es nada desdeñable, a pesar de no ser tan elevado como el de los cítricos, sin embargo, es fácilmente asimilable, debido a la presencia de sustancias flavonoides que posee.

Si decimos que se trata de una excelente fruta, es porque además, destaca por sus contenidos en potasio, magnesio, calcio, azufre, hierro, cobre, manganeso y selenio. Estas últimas en inferior cantidad.

Además de nutrir, ejerce efectos beneficiosos para el organismo debido a la presencia en su composición de sustancias no nutritivas pero saludables como:

  • Resveratrol, sustancia presente sobre todo en la piel de las uvas de variedad negra y roja, con acción antifúngica y antioxidante. Las investigaciones más recientes han puesto de manifiesto que también posee propiedades anticancerígenas.
  • Flavonoides como la quercetina, antocianos (pigmentos vegetales ausentes en las blancas y verdes) y taninos con potente acción antioxidante que impide los efectos del envejecimiento, la oxidación del colesterol y la formación de trombos en las arterias.

Realmente, hay que destacar que su gran valor terapéutico, reside en su contenido en sustancias tanto nutritivas como no nutritivas.

Se trata de un excelente laxante que ayuda a combatir el estreñimiento, además de contribuir en el equilibrio de la flora intestinal, debido a su contenido en fibra. Protege del cáncer, gracias a la presencia de resveratrol en su composición. Refuerza el sistema inmune debido a su contenido de sustancias antioxidantes y a su vez, retrasa el envejecimiento. Es igualmente una fruta muy depurativa por elevado contenido en agua y su aporte de fibra y resulta un excelente remedio natural en casos de fatiga, anemia, estrés físico y mental, gracias a la acción tonificante de azúcares y vitaminas que contiene. Por supuesto, cabe recordar que ayuda en la prevención de las enfermedades cardiovasculares debido a la presencia de los citados flavonoides y resveratrol.

Una uva para cada ocasión

En el mundo existen unas tres mil variedades de uva diferentes, aunque hay que decir que no todas son igual de apreciadas. A razón de su uso final, se clasifican en dos grandes grupos: las uvas de mesa, consumidas frescas o como uvas pasas; y las uvas viníferas empleadas para elaborar vino.

Las uvas de mesa, se caracterizan por presentar una pulpa más compacta y unas pepitas más grandes. El color puede variar desde el blanco amarillento hasta el granate o violeta. No todas las uvas son consideradas de mesa, pues para que sea así, deben reunir una serie de cualidades especificas: atractivo visual, agradable al paladar, buena conservación y resistencia al transporte.

Dentro de las muchas variedades existentes, las de mayor calidad para esta finalidad, la del consumo de uvas frescas, son las de Almería, la Albillo castellana, jugosa y tierna, la moscatel malagueña, la más dulce y sabrosa de todas, la Aledo levantina, la Villanueva de la Serena y la Chelva, de la tierra extremeña, la Vinalopó alicantina y la andaluza, Palomino.

Por otro lado, podemos encontrar las uvas sin semilla o apirenas, originalmente destinadas a la producción de pasas, pero en la actualidad, con gran interés para el consumidor. Pues es preferible disfrutar de la uva libre de semilla y los países productores desarrollan nuevas variedades de este tipo de uva para cultivos destinados a su consumo en fresco.

Las uvas pasas, son el resultado de la desecación al sol de la propia uva. De esta manera, pierden gran parte del agua que la compone quedando deshidratada y con una elevada concentración de azúcar. Las más apreciadas son las que no poseen semillas, presentan baja acidez y son ricas en azúcar. Suelen ser utilizadas como postre o en la preparación de salsas, guisos, dulces o pasteles. Su aporte calórico es notablemente superior, rondando las trescientas calorías por cada cien gramos y son ricas en potasio, fibra y vitaminas B, en detrimento de la vitamina C, cuyo aporte es inferior.

Dentro de este grupo, las variedades más consumidas son las de moscatel, las de Corinto y las sultanas. Siendo las de Corinto, procedentes de uvas negras sin pepitas originarias de la ciudad griega del mismo nombre. Las sultanas, proceden de las uvas blancas sin semillas típicas de una ciudad de Turquía. Todas estas variedades, pueden encontrarse fácilmente en cualquier lugar del mundo.

Respecto a las uvas utilizadas para la elaboración de vino, poco podemos añadir en este artículo. Son tantas las variedades que el mundo del vino se nos queda pequeño en un artículo.

En la actualidad podemos disfrutar de esta excelente fruta durante todo el año. Sin embargo, la época natural, el momento en el que se lleva a cabo la vendimia es en otoño. Como todos sabemos, su consumo aumenta en las señaladas fechas navideñas, con motivo de celebración de la noche de fin de año y su consabida tradición. Para los que se pregunten de donde procede la misma, podemos decir que una de sus teorías, surgió a raíz de una excesiva producción a la que hubo que dar salida.

A la hora de adquirir uvas, hay que comprobar que no tengan tonalidades verdosas, en el caso de las uvas negras o rojas, o ambarino para las blancas. Los tallos, deben estar frescos, verdes y las uvas, unidas a ellos, siendo el tamaño uniforme. Para su consumo, deben ser lavadas a conciencia para eliminar los posibles restos de productos químicos procedente de los tratamientos fertilizantes y abonos.

Como los buenos vinos, las uvas, maridan bien con carnes, quesos y pescados no grasos o en macedonias de frutas y repostería diversa. En España es muy común combinar las uvas con queso… uvas con queso saben a beso… ya lo dice el refranero español. Cualquier queso, casa bien con cualquier uva, como sucede con los buenos vinos. Quesos curados, frescos o tiernos con uvas dulces, carnosas y sabrosas.

Un último dato interesante es que conviene comerlas con piel y masticar bien sus semillas (no escupirlas) pues son una excelente fuente de antioxidantes, a pesar de su sabor astringente.

 

 

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